La simbiosis en la microbiota intestinal es vital para mantener la funcionalidad y el equilibrio del TGI (tracto gastro intestinal). Las bacterias, arqueas, virus y organismos eucariotas que residen en simbiosis a la luz del intestino, ayudan a conservar la biología del enterocito aportando sustancias que modulan procesos inflamatorios, algunas previenen inflamaciones excesivas, otras desencadenan procesos inflamatorios colaborando en la contención de posibles infecciones perjudiciales.
Todo cambio que genere desequilibrio en el número o tipo de colonias microbianas de flora intestinal se denomina disbacteriosis. Este desequilibrio puede estar localizado en un área o puede ocurrir a lo largo de todo el intestino, afectando en diferentes grados la operatividad del epitelio con disminución de la digestión y la absorción, generándose por consecuencia la diarrea. Enfermedades intestinales bacterianas y/o virales, dieta de baja o mala calidad, dietas completamente distintas a las que el animal acostumbra a ingerir, medicamentos no digeridos, enfermedades neurológicas, parásitos intestinales, pueden ser situaciones causales de la enfermedad.
La administración de un modulador de la motilidad del TGI, es uno de los principales manejos farmacológicos que se realiza en la disbacteriosis, con el objetivo de controlar la deshidratación que provocan el vómito y/o diarrea, principalmente en cuadros agudos. Otros manejos como la administración de prebióticos y/o probióticos, una alimentación adecuada (balanceada de excelente calidad o casera de alta digestibilidad), antibióticos como la enrofloxacina, en casos de infecciones bacterianas primarias o secundarias, pueden sumarse como parte del tratamiento.
Experiencia de uso del Diafin:
Lucas Holliwell, Médico Veterinario de la ciudad de Rosario, compartió su experiencia, y nos comentó que utiliza de manera frecuente Diafin N (Clorhidrato de Bencetimida + Enrofloxacina), especialmente los días posteriores al fin de semana, ya que durante los mismos las mascotas ingieren alimentos no habituales, como restos o sobras de comidas de los propietarios o posteriores a reuniones o eventos familiares en donde muchas veces los invitados suelen alimentar a los animales de la casa.
Un caso en particular fue el de Tomy, un canino, macho, adulto, de 4 años de edad, el cual un día domingo ingirió restos de comida de sus propietarios, con alto contenido de grasa, dando como resultado a la mañana siguiente decaimiento, diarrea mucosa, que luego progresó a liquida, comentan los tutores de Tomy. A la revisación clínica, en la palpación abdominal, el canino presentó inflamación intestinal. En cuanto concurren al consultorio el mismo día lunes, se comienza con el tratamiento: administrando por vía subcutánea 1 mililitro de Diafin N por vía subcutánea, 1 mililitro de dexametasona, en conjunto de un protector hepático y gástrico. Se le indico a los tutores que continúen con una dieta balanceada prescripta como gastrointestinal por al menos 1 semana. Al día siguiente, martes, durante el control clínico, los propietarios de Tomy manifestaron que el mismo no defecó durante el día y que no presentaba decaimiento. Para el día miércoles (último control clínico), manifiestan que el protegido había comenzado a defecar con total normalidad.
Quedando en evidencia que detener la diarrea en el paciente y la recomendación de una dieta equilibrada, fue el tratamiento correcto y exitoso.